Hace poco tiempo, exactamente como mes y medio
atrás conocí a un tipo con el cual establecimos una buena amistad, tan buena
que siempre frecuentamos lugares para detenernos a pensar y meditar sobre el
pasado, el presente y el futuro. Tiempos actuales y extraños, demandan
especificar la forma en que nos relacionamos con las personas, definitivamente
es amistad y hermandad, llena de camaradería, sinceridad y espontaneidad.
En uno
de esos encuentros; este señor me comentaba cómo a diario era retado por cada
una de las circunstancias de la vida sencilla del salvadoreño de clase baja,
que a buen ojo de la gente común, pudiesen parecer estúpidas, o parte de la
rutina… Amarillismo de lo cotidiano, o cómo el hipocondriaco, un fingimiento
exagerado de las cosas que hay que hacer para salir adelante. El del Salvador
del Mundo para arriba, tal vez lo vea como tribal o simplemente poco
interesante. Sin embargo por tratarse de mi Compa, presté suma atención a su
relato tratando de sentir la emoción que su rostro reflejaba de acuerdo a cada
una de esas peculiares escenas en su diario vivir que a continuación les
detallo.
Reto
1…. Despertar.
El
viejo (Así le llamaré) entre 4:30 am y 5:00 am da vueltas y vueltas en la cama
pensando si el minuto preciso para reaccionar ha llegado. En la mente se le
cruzan las agonías del trabajo pendiente, el agua fría de la ducha, etc. Pero
lo que es aun más terrible! Abandonar los brazos suaves y acogedores de Morfeo!
Si..! Es una extraña batalla la cual es contraria a cualquier otra cosa llamada
guerra. En esta lo menos imperante son los golpes, las armas y la sangre. De
hecho los abrazos de las colchas, las
caricias de la almohada y los masajes de la cama prueban la resistencia al
despertar! ¿Difícil reto no les parece?
Reto 2…
El Baño.
Paradigma
del guanaco es bañarse todos los días, pues el viejo desenfunda la piel desnuda
tras la amenaza de una fría lluvia de gotas de la regadera… Pero de no ser
recibido por la regadera, agua estancada será la suerte que él deberá recibir.
Un par de saltos tras el primer contacto de la epidermis con el líquido vital,
bastarán para superar semejante desafío.
Reto 3…
Tomar el Bus.
Con el
viejo no sabemos si es cosa de nuestros veinte mil kilómetros cuadrados este
problema, y peor aún, pareciera que los cobradores a los cuales llamamos
videntes; debido sus perennes revelaciones de espacios dentro de las unidades
del transporte público los cuales manifiestan con gritos como: “Atrás va vacío”,
“Hay espacio en medio”, “Subamos la gradita que hay espacio”… e innumerables oráculos
mañaneros que predicen huecos en el micro donde quizá como un juego de Legos tú
seas la pieza que falta para encajar perfectamente. Todo un reto llegar vivo a
tu destino, y más aun con tu billetera sana y salva. Tal vez con un par de
codazos como mínimo.
Por
ahorita con este sujeto que les comento, hemos discutido estas interesantes
aventuras que a diario vive el obrero promedio, que duramente Dios sabe cómo
llega al trabajo y regresa a casa. Ya sea en un bus, a pie, de “Ray”, en “Baika”,
en “Pica” o como hace poco le pasó a su servidor: En un baúl. A todos aquellos
que compartimos en la mañana la esencia del perfume y en la tarde la esencia
del sudor, al que no sabe a qué horas regresa a casa, porque sale a las 7:00 pm
del trabajo sin saber si encuentra bus que lo lleve al nido. Al que no sabe si
a medio día almuerza, porque no alcanza. O que lleva tortilla tostada con queso
y frijoles para comer. Para ti camarada es esto, para que aún en lo que los
demás lo ven como penas, para nosotros son retos…
El Reto de vivir!!!
ResponderEliminarVaya que son Retos.
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